En busca de un buen vestido [momoe]

Tomo la caja en manos y hago una pequeña reverencia.
- Fue un placer conocerte~. Arigatou por todo - digo con una pequeña sonrisa.

Miro un poco sorprendida la escena y luego asiento, siguiendo a Ruubakugan hasta el auto.
Una vez dentro, se sienta con pesadez y suspira de igual forma, dejando la caja del vestido en el asiento trasero.

Me rasco la nuca sonriendo nerviosamente.
- Sólo estoy un poco nerviosa por el acontecimiento... Es todo ^^U

Reí un poco.
- Nai, nai... No es por Kana-sama. Es sólo que no sé realmente cómo debería comportarme en una de esas fiestas formales... Especialmente por el hecho de que no conozco a nadie y eso =u= - expliqué.

Me dejo despeinar, mientras pongo una cara de leve fastidio.
- Mooo~. ¿Y por qué tendría que lucirme? =w= Mejor pasar desapercibida... - comento.

Resoplé.
- Bueno, pues, si la sinceridad es un defecto, ¡bienvenidos sean los mentirosos! - bromeé.
Me recosté sobre el asiento, con la mirada fija en el camino.
- Pero debo advertirte de algo... Si yo soy linda y tierna y me comporto como siempre, pues entonces me verán como una niña y tú lucirás como un pedófilo - dije nuevamente en broma pero en tono serio, con sólo una pequeña y leve sonrisa.

Disimuladamente, me cubro y volteo mi cuerpo levemente hacia la ventana.
- N-No digas tonterías... - digo apenada, mirando hacia fuera.

- Una de dos: tenemos un diferente concepto de verdad, o una verdad muy diferente en sí - bromeé riendo un poco.

Parpadeé repetidamente. Seguramente había escuchado mal o...estaba jugándome una brom---no, imposible. Lo había dicho seriamente.
- G-Gracias... - alcancé a decir, pues no se me ocurría una respuesta mejor.

Volteé primero la cabeza y luego mi cuerpo hasta su posición original.
- ...P-Puedo saber que... no estás de broma - digo luego en un susurro -. Demo..., me gustaría saber por qué lo dices - añado, ladeando la cabeza para verle.

Exhalo aire, en una mezcla de confusión, tristeza y relajación. Lo abrazo de manera protectora y le acaricio para darle fuerzas.
- Lo siento... ¿es la semejanza que tengo yo con una persona la que ha estado haciendo sufrir a tu corazón? - inquirí en un susurro.

Le sonrío tranquilamente.
- Eso es bueno... Es preferible que te sientas así..., ¿ne...? - dije algo pausadamente y me volvía sentar mirando hacia delante en el asiento. Recosté toda mi espalda y clavé la vista en el horizonte.