La niña perdida~. [Kud+Momo+Libre~]

Suspiré y sonreí.
- Otra vez dices lo mismo... Parece que realmente no tienes idea, así que te creeré - dije mirándola y luego volví la vista al perro -. ¿Te importaría ayudarme con esto? - pregunté.

Fruncí el ceño.
- ¿Es que no ves su barriga y las convulsiones que tiene? - pregunté pero me di cuenta de la oscuridad... seguramente no lo había notado -. Ya, olvídalo...
Me acerco al animal y lo acuesto en el suelo.
- Tiene problemas para parir - expliqué.

Miré a la perra extrañada.
- La verdad es que no tengo ni idea de qué hacer... Pero cuando criaba peces y tenían problemas para depositar huevos les masajeaba el estómago... - dijo y acerco mi mano a su barriga.
La perra estaba echada así que ni se molestó en detenerme. Masajeé su panza para ayudarle.

Miro algo sorprendida.
- ¿Ya salen? ¡Hay que buscar agua y toallas! ¡O algo por el estilo! Sino podrían enfermar por infecciones de la suciedad y gérmenes del suelo... - digo y miro la cara de la madre -. La mamá está débil... No podrá lavarlos--o más bien no sé si sobrevivirá... ¡Hay que reanimarla! Yo puedo calmarla mientras la masajeo... ¿podrías conseguir el agua y las toallas? - le pregunté a Ryuubakugan, preocupada.

Asentí y seguí masajeando con empeño la barriga de la madre. Cuando siento que la próxima cría va a salir, la perra deja salir un aullido lastimero. Inmediatamente, pongo una mano en su hocico.
- ¡Nai! ¡Nai! Debes resistir... ¡Resiste! - grito, sin saber que hacer, y soltando un par de lágrimas.

Tomo algo de agua y limpio a la perra, quitándole los restos de sangre. Luego me siento frente a su cara y apoyo su cabeza sobre mi falda.
- Lo logrará... Tiene que hacerlo... - digo tristemente mientras veo que la respiración de la perra, antes muy agitada, iba disminuyendo alarmantemente.
Miro a los cachorros y luego a Ryuubakugan.
- No hay veterinarias en esta ciudad... - informo con lágrimas en los ojos -. Y ni siquiera llegaremos a una en tu auto... Además, por el horario deben estar todas cerradas.
Me froté el rostro y luego me asusté. Dejé de sentir el aliento de la perra en mis piernas.
- ¡¡NO!! - exclamé.
Estaba muerta.

Tomo el cuerpo de la perra en brazos.
- No voy a dejarla aquí... - digo mirándola y luego a los cachorros -. Me encargaré de ellos... Tengo un amplio jardín... y mientras sean pequeños puedo criarlos en mi cuarto - le dije.
Miro hacia los lados y luego al cielo.
- Hay que darles de comer... y enterrar a la perra... ¿Te molestaría ayudarme hasta el final? - pregunté apenada.

Me subo al auto con el cuerpo en brazos.
- Arigatou... No me gusta hacerlo sola... - dije cerrando la puerta - Ya estoy cansada de enterrar cadáveres - añadí en voz baja, mirando hacia fuera.
Tomé a los cachorritos para que Ryuubakugan pudiera manejar y los acerqué a mi cuerpo para darles calor. Chupaban la toalla buscando leche... Pobres, estaban muy hambrientos.
- Lo primero es alimentar a estos... Nos encargaremos de la madre luego.

Me rasco la nuca.
- H-Hay en mi casa... - susurré apenada -. A mí sólo me gusta esa leche... - comento.

OFF: LOL, que no soy bebé, j*der D:< *intentando parecer ruda*
Es que a mí también me gusta la leche de bebés >//> demo, no por eso soy tierna... todo lo contrario xD
Sigamos aquí porque en mi casa debo terminar con el post de Chizuru. ^^

Miré con antención por el vidrio, intentando ubicar las calles de la ciudad en la oscuridad de la noche. Por cierto, qué poco iluminado que estaba el lugar. o.o Al ubicar las calles, le señalé.
- Dentro de dos cuadras, doblas a la derecha, entonces le sigues por unas cuatro cuadras más y es la tercer casa de mano derecha - expliqué.

Sonreí con dejadez y tristeza.
- Pues eso mismo... Ha muerto tanta gente a mi alrededor que ya es cansino... - mentí un poco... o más bien, oculté cosas. Cosas que no quería recordar.
Acurruqué los cachorritos en mi pecho, sumida en mis pensamientos.

Sonrío con tristeza.
- Ya veo... Entonces algo sabes. ¿Chidori fue quien te dijo sobre él? - pregunté intentando adivinar.

Asiento.
- Si estás seguro de ello, esta noche te contaré la verdad... o al menos mi hipótesis, ya que no estoy segura tampoco. Es imposible estarlo - expliqué -. Aunque nuestra prioridad ahora es otra... - dije y acaricié la cabeza de un cachorrito.
Entonces, señalé hacia afuera.
- Esa es mi casa - indiqué.