Leyendo las estrellas~. [Libre]

El oficio de mi padre trae estas consecuencias. El ser abogado te obliga a mantener contacto con gente importante y respetable. En ocasiones, como esta vez, le habían invitado a una reunión con pintas de fiesta, a la que (si bien no estaba explícitamente obligado) debía asistir para no manchar su reputación. Claro está, mi madre debía acompañarle ya que es su dama; no era muy bien vista por el hecho de que ya no ocupa un empleo, pero es una mujer muy elegante y educada, así que la gente disfrutaba de su presencia. Ayudé a mi madre a alistarse, terminando su tocado y arreglando su cabello. Minutos antes de las siete, ya viajaban hacia el salón (aunque estaban citados siete y media... lo hacían ya que esto aseguraría su puntualidad). Me dejaron a cargo de la casa, como siempre.
Pero, cuando se me da la oportunidad, no puedo estarme quieta. Me parecía que las paredes y el techo de la casa estuvieran acechándome, amenazando con que si me estaba un segundo más allí, no volvería a salir.
Me vestí con ropa ligera y cómoda, y salí de la casa, no sin antes asegurarme de que todo estuviera cerrado y en orden. El frío de la noche golpeó en mi desnuda piel y me arrepentí de no haber traído un abrigo conmigo. Abrazándome a mí misma, eché a andar en dirección al lago, ya que era uno de los pocos lugares que no había visitado jamás durante la noche.
La caminata fue larga, aunque no puedo asegurar cuánto al no traer un reloj conmigo. Aún no oscurecía del todo, así que no habría tardado más de media o una hora.
Al llegar, abrí los ojos, permitiendo deslumbrarme con la belleza del lugar. La pálida luz de la luna golpeaba la superficie del agua y, sobre ella, danzaban las luciérnagas con sus lucecillas encendidas. Habían de diversos colores: amarillas, blancas, verdes, rojas... Jamás había visto tantas. No pude evitar sonreír ante el espectáculo. Me senté en el suelo para quitarme el calzado para luego, poniéndome de pie nuevamente, caminar hacia el agua y mojar mis pies en ella. Me acerqué lo más que pude a los bichitos, para verlos más de cerca. Algunos huían y otros permanecían allí, tal vez no tan molestos por mi silenciosa pero espectadora presencia.
Al cabo de observarlos durante un rato, alcé mi vista al firmamento, ya oscuro y manchado de pequeñas motas brillantes.
Era una noche muy estrellada. Parada allí en el río y con la vista fija en el cielo, alcé una mano y comencé a identificar las constelaciones e inventar dibujos y palabras con las hermosas estrellas.

Volteé lentamente al escuchar otra voz detrás de mí. Me era muy familiar, así que no me alarmé.
- ¿Ryuubakugan-san? ¿Qué haces por aquí...? - pregunté con una voz suave y tranquila, no muy propia de mí.

Sonrío y vuelvo la vista hacia las luciérnagas.
- Yo prefiero quedarme aquí... El contacto con el agua, los murmullos de las ojas, la danza de las luciérnagas y la luz de la luna bañando mi cuerpo... Todo se siente genial~. Y, además, están las bellísimas estrellas haciendo compañía - dije sonriendo sinceramente.

Sonreí con levedad y ladeando la cabeza en dirección a la luna.
- Mi familia siempre fue campestre... así que siempre tuve la oportunidad de admirar el cielo desde cualquier lugar de los alrededores de mi casa... - dije y luego mi sonrisa se difuminó -. Aquí todo está cubierto de construcciones y rascacielos y... todo eso. Y está también la increíble cantidad de contaminación y... ¡ajjj! Es repugnante...

Suspiro.
- Lo sé... Aunque, en sí, antes hubieran hecho lo mismo de no ser porque la tecnología y las industrias no existían. La curiosidad del hombre por investigar con esas cosas, siempre ha existido... Es sólo que en este momento es más notorio - sugerí.

Asentí levemente y suspiré.
- Pero ya es demasiado tarde para revertirlo... - dije tristemente, para luego erguirme con una mirada decisiva -. ¡Aunque la gente debe aprender que todos juntos podemos frenarlo y alargar la vida de la Tierra~! ...Si tan sólo pudieran comprender... - balbuceé esto último y me froté la frente con nerviosismo.

Resoplo y vuelvo a hundirme en la depresión.
- Uff... Dicen que nada es imposible, pero realmente creo que están equivocados - murmuro con algo de enfado.

Me ruborizo un poco y desvío la mirada al lago.
- Eso espero... No me gustaría presenciar la decadencia del mundo en todo su esplendor... Y no falta mucho para eso.
Dibujé circulitos en el suelo con mis dedos, sonriendo con levedad.

Sonrío suavamente.
- Arigatou por el apoyo... - murmuro -. Pero, ¿sabes? No deberíamos de estar preocupándonos por esto ahora... Deberíamos disfrutar esta noche ^^. Pronto se acabará y ya nunca sabrás cuándo podrás disfrutar de una como ésta - sugerí y me eché sobre el césped.

Reí un poco.
- ¡Hai~! - afirmé con alegría -. Nee, Ryuubakugan-san, ¿tú conoces constelaciones~? - pregunto unos segundos después señalando las estrellas.

Sonrío con algo de pena.
- La verdad es que tampoco recuerdo mucho... Sólo sé aquella... - señala unas cinco estrellas en forma de cruz -, que es la Cruz del Sur, una de las más comunes... Y aquella... - señala otro conjunto de mucha mayor cantidad de estrellas -, que es la constelación de Sagitario: allí está la cabeza, su brazo, el arco y flecha, su cinturón y su cuerpo de centauro... - expliqué mientras indicaba las estrellas.

Río y me cubro la boca con ambas manos.
- Hehehe, las estrellas tan sólo son cuerpos que están muuuuuuuuy alejados unos de otros... Quienes les dan sentido a estos dibujos son los humanos y su imaginación~. Al menos eso no contamina a nadie, ¿ne? ^^ - dije sonriendo.

Sonrío y asiento.
- El ciclo de vida de las estrellas es increíble... Y no muy lejana está la hora de nuestro Sol, ¿verdad?... Me pregunto, ¿qué pasará en ese momento?