Leer o no leer..., esa es la cuestión. Hay mucho más que hacer... [Privado]

A la salida del colegio, una vez que los alumnos se habían retirado de clase, aproveché la oportunidad para relajarme un poco en la biblioteca. Seguía algo alterado por el hecho de que Kudryavka aún no había regresado a la mansión... así que tendría que volver a la capital a cancelar los planes de adopción. Tomé un libro de Agrippa que ya había leído demasiadas veces y me retiré a una ventana a leer, espiando de vez en cuando hacia el exterior.

Me senté a leer una pila de libros para la evaluación que tendría dentro de un mes. Estaba algo entretenida la lectura, que empezé a tararear una canción en voz baja.
Larala la la la rara lala... ♪♪

Me llegó un molesto sonido a los oídos. Me interrumpí en lo que estaba leyendo y me acerqué a su origen. Tenía que ser... Era Tokido, una de las estudiantes más agresivas y ruidosas que había conocido en mi vida.

Golpeé su cabeza con el libro que tenía en manos y la miré fríamente, acomodando mis anteojos.

Tokido. Ésta es una biblioteca. No puedes estar haciendo ruido.

Auhhh...
Lo miré y le sonreí, diciéndole.
Shh... No debe hablar en voz alta sensei...
Volviéndo a mi lectura.

Suspiré y me encogí de hombros.

Ahhh. Qué de vueltas que da la vida...

Digo volviendo hasta la ventana y sacando entonces del bolsillo unas llaves que quizás se le hacían familiares a ciertos alumnos... o cierta.

Ooooh. Aún está esto conmigo... ♪

Miré la llave y recordé.
Etto... Usted es muy malo.. ¿Lo sabía?
Le decía mirándolo y sonriéndole algo falsamente.

Reí suavemente. Jugando con las llaves entre mis dedos.

Are, are, are... Pero ese no es un muy buen adjetivo para tu profesor... ¿No querrás reprobar, verdad?

Pensé *Grr... Baka neh...*
Emmm... No... No quiero..
Riéndo falsamente y mirándo aun las llaves.

Le enseñé las llaves.

Pero..., éstas sí las quieres, ¿no?

Pregunté sarcásticamente y luego hice un rápido movimiento, y las llaves ya no estaban en mis manos.

Cuando volteé un segundo para mirar por la ventana y vi las llaves de nuevo, no las vi más.
Neh... ¿Donde estan?
Preguntaba en baja voz.

Me encojo de hombros y me acomodo los anteojos.

Maa, maa. ¿Quién sabe? Pueden estar en el lugar donde menos te lo esperes... o en el lugar más obvio.

Ah¿? De qué me hablas sensei¿?
Le decía sentándome para tratar de entender bien su indirecta.

Suspiro y la miro sarcásticamente.

Ohh. Parece que los chicos de ahora tienen mala memoria... o una mente muy podrida.

Neh... Si solo vino a molestarme, vayase... Sino digame a que vino...
Le decía mientras leía.